La historia escrita de Sudáfrica comienza con la llegada de los portugueses. En 1487 Bartolomé Díaz fue el primer europeo en alcanzar el punto más meridional de África, y lo denominó Cabo das Tormentas (Cabo de las Tormentas) debido al mal tiempo que experimentó en la región. Sin embargo, cuando volvió a Lisboa cargado de noticias sobre el descubrimiento, el monarca Juan II de Portugal quiso cambiarle el nombre por el de Cabo da Boa Esperança (Cabo de Buena Esperanza) y prometió establecer desde ese punto una ruta marítima para que los portugueses pudieran ir a buscar las riquezas de la India. Más tarde el gran poeta portugués Luís de Camões inmortalizó el viaje de Bartolomé Díaz en el poema épico Os Lusíadas, concretamente con el personaje mitológico Adamator, el cual simboliza las fuerzas de la naturaleza que los navegantes portugueses tuvieron que superar durante la circunnavegación de los cabos. Los primeros relatos escritos de la historia de Sudáfrica se obtuvieron de los primeros navegantes y los náufragos supervivientes. Durante los dos siglos posteriores a 1488 los marineros portugueses realizaron algunos pequeños acuerdos de pesca en dicha costa, pero no se conserva ningún escrito sobre éstos. El 6 de abril de 1652, Jan van Riebeeck estableció un puesto de avituallamiento en el cabo de Buena Esperanza para la compañía holandesa de las Indias Orientales. Durante los s. XVII y XVIII la pequeña colonia se fue extendiendo lentamente casi siempre bajo la soberanía holandesa. Los colonos finalmente se toparon con los pueblos Xhosa en expansión en la región del río Fish. Es entonces cuando se desencadenaron una serie de guerras llamadas las guerras de Fronteras del Cabo originadas por conflictos por la tierra y los víveres. Para aliviar la escasez de trabajadores en el Cabo, se trajeron esclavos de Indonesia, Madagascar e India. Descendientes de estos esclavos, que a menudo se casaban con colonos holandeses, fueron luego clasificados junto con los descendientes de los san como mestizos del cabo y malayos del Cabo, constituyendo casi la mitad de la población de la provincia del Cabo Occidental.
Guerreros Zulu.
Gran Bretaña ocupó el área del cabo de Buena Esperanza en 1797 durante la cuarta guerra anglo-holandesa. Los holandeses declararon la bancarrota, y los británicos se anexionaron la colonia del cabo en 1805. Los británicos continuaron con sus guerras contra los Amaxhosa, empujando la frontera oriental más al este a lo largo de una línea de fuertes a lo largo del río Fish y consolidándolo promoviendo nuevos asentamientos británicos. Debido a la presión de las sociedades abolicionistas de Gran Bretaña, el parlamento británico primero paró su comercio de esclavos en 1806, entonces la esclavitud se abolió en todas sus colonias en 1833.
Los descubrimientos de diamantes en 1867 y el oro en 1886, animó el crecimiento de la economía y la inmigración, intensificando la subyugación de los nativos. Los Bóers resistieron con éxito el asedio de los británicos en la primera guerra bóer (1880-1881) basadas en tácticas que aprovechaban mejor las condiciones locales. Por ejemplo los Bóers llevaban ropa caqui, del mismo color que la tierra, mientras los británicos llevaban brillantes uniformes rojos, haciéndoles objetivos más fáciles para los tiradores Bóer. Durante la segunda guerra Bóer (1899-1902) los británicos regresaron con los mismos tipos de uniformes pero en mayor número. El intento de los Bóer para aliarse con los alemanes de África del Sudoeste fue otra razón para controlar a las repúblicas Boers.
Letrero en una playa de Durban (1989). El texto dice: "Según la ordenanza 37 del código de leyes de Durban, esta playa es para uso exclusivo de gente de raza blanca.
Los Bóers se resistieron con fiereza, pero los británicos finalmente derrotaron a las fuerzas Bóers, usando su superioridad numérica y el abastecimiento externo de equipamiento, además de la controvertida táctica de tierra quemada. El tratado de Vereeniging declaraba soberanía británica total sobre las repúblicas sudafricanas, y el gobierno británico acordó asumir la deuda de 3 millones de libras de los gobiernos Afrikaner. Una de las principales disposiciones del tratado era que a los negros no se les permitiría votar salvo en la colonia del Cabo.
Después de cuatro años, se creó la Unión Sudafricana a partir de la Colonia del Cabo, la Colonia de Natal y las repúblicas del estado libre de Orange y el Transvaal (estas dos últimas anexionadas después de la Guerra Anglo-Bóers en la Colonia del Río Orange y el Transvaal), el 31 de mayo de 1910, justo diez años después del fin de la segunda guerra bóer. En 1934 el partido sudafricano y los partidos nacionales se fusionaron para formar el partido unificado, que buscaba la reconciliación entre los Afrikaners y los blancos angloparlantes, pero se escindió en 1939 en la decisión sobre la entrada en la Segunda Guerra Mundial como aliado del Reino Unido. El ala más conservadora del partido nacional simpatizaba con la Alemania nazi durante la guerra y buscó una segregación racial o apartheid mayor después de la guerra.
En 1948 el Partido Nacional llegó al poder. Abogando un sistema segregacionista y racista, éste inició el apartheid, palabra que en Afrikaans significa "separación". Se creó un vasto sistema jurídico y social para separar a las razas blanca y negra, con ventaja para la primera, a la que se le concedían privilegios irritantes:
- Derecho al voto, reservado únicamente para los blancos,
- Sólo los blancos podían viajar libremente por el país,
- Era legal que un blanco ganara más que un negro por el mismo trabajo,
- Los negros debían vivir en zonas alejadas de los blancos,
- Los negros debían estudiar en escuelas separadas de los blancos, y su educación debía ser limitada,
- etc.
En 1960 después de la masacre de Sharpeville, Verwoerd llevó a cabo un referéndum pidiendo a la población blanca que se pronunciara a favor o en contra de la unión con la Gran Bretaña. El 52% votó en contra. Sudáfrica se independizó de Gran Bretaña, pero siguió siendo miembro de la Commonwealth. Su permanencia en esta organización se hizo cada vez más difícil, pues los estados africanos y asiáticos, indignados por el apartheid, intensificaron su presión para expulsar a Sudáfrica, que finalmente se retiró de la Commonwealth el 31 de mayo de 1961, fecha en que se declaró república.
Con el paso de los años, el apartheid provocó repudio, rechazo e indignación en el mundo entero. Numerosos países rompieron relaciones diplomáticas y comerciales con Sudáfrica. El país fue excluido de los Juegos Olímpicos, de las Copas Mudiales de fútbol, rugby y otras competencias deportivas. Dentro de Sudáfrica, los movimientos anti-apartheid, especialmente el Congreso Nacional Africano o CNA, iniciaron campañas de resistencia, huelgas, marchas, protestas y sabotajes que respondían a la fuerte represión.
Por fin, en 1989 se produjo un golpe palaciego dentro del Partido Nacional. El Presidente Pieter Botha fue desplazado por Frederik De Klerk, y éste inició el desmantelamiento del apartheid. Se levantó la proscripción que pesaba sobre el Congreso Nacional Africano y otras organizaciones políticas de izquierda y se liberó a Nelson Mandela, tras 27 años de prisión. La legislación del Apartheid fue gradualmente retirada. En 1993, en un referendum, los blancos aceptaron otorgarle el derecho al voto a la mayoría negra, y al año siguiente, en 1994, se realizaron las primeras elecciones democráticas del país. Nelson Mandela fue electo presidente por mayoría absoluta en representación del CNA, partido que se ha mantenido en el poder desde entonces. El aislamiento internacional que pesaba sobre el país llegó a su fin.
A pesar del fin del apartheid, millones de sudafricanos negros continúan viviendo en la pobreza, en parte, a causa de los terribles problemas heredados del régimen del apartheid y, en parte, debido a que el actual gobierno no ha sabido abordar temas sociales. Sin embargo la política de vivienda del CNA ha producido alguna mejora en las condiciones de vida en muchas regiones.
La exportación de oro y diamantes sigue siendo la principal fuente de ingresos del país. Pero el gobierno de Sudáfrica actualmente está también empeñado en realizar una vasta reforma agraria, para aliviar la tensión social y las desigualdades raciales, que consiste en la devolución de tierras, por parte de los blancos, a los negros a los cuales se las arrebataron (cerca de un 80% de las tierras cultivables aún están en manos de los blancos). La reforma avanza con lentitud: menos del 10% de las tierras han sido devueltas, por lo que el Gobierno ha decidido obligar a los blancos a vender las tierras por un precio razonable o expropiarlas en un corto periodo de tiempo. Pero existe, también, un gran temor de que la impaciencia de la población negra por tener tierras lleve a una reforma desordenada y caótica, lo que podría repetir la desastrosa reforma agraria realizada en la vecina Zimbabwe, que arruinó la agricultura y causó una terrible hambruna en ese país.
El futuro de Sudáfrica parece incierto. La alarmante ola de criminalidad (50.000 homicidios por año, proporcionalmente, 8 veces más que en EE.UU.) y la nueva legislación creada por el CNA, que prohibe a los blancos ocupar numerosos puestos de trabajo, ahora reservados a los negros, están empujando a miles de blancos a abandonar el país. Desde el fin del Apartheid (1994) hasta ahora ya han emigrado casi un millón de blancos. Y con ellos se van médicos, arquitectos, ingenieros, contables, profesores, agrimensores, veterinarios, etc ... los profesionales que podría sacar al país adelante. Los altos índices de delincuencia, y la creciente sensación de que el CNA no ha sabido gobernar bien el estado, no hacen más que agravar la incertidumbre.
Jacob Zuma, actual líder del CNA, un político que fue acusado de corrupción y de violar a una mujer, es el favorito a ser electo presidente en las elecciones de 2009.
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